Representaciones Sociales de la Escuela en Jóvenes Urbano Populares Desescolarizados

Representaciones Sociales de la Escuela en Jóvenes Urbano Populares Desescolarizados

Ex-cuela y Juventud Popular: La Escuela desde la Desescolarización

Rodolfo Sapiains Arrué, Pablo Zuleta Pastor.

Universidad de Chile, Chile.


Introducción

A lo largo de la tradición histórica de nuestro país, se le ha otorgado a la educación un papel fundamental en materias de superación de la pobreza, así es como durante el presente siglo se han sucedido diversas iniciativas educacionales desde el Estado; "El Estado Docente" de 1925, la bien conocida consigna de que "Gobernar es Educar" de 1939, la "Planificación Educativa para el Desarrollo" de 1964, "La Educación Liberadora" de 1967, hasta la actual "Reforma Educativa en Marcha", eje central del gobierno concertacionista de Eduardo Frei. (Salazar, 1996: 31).

El dicho popular de "mientras más va el cántaro al agua..." no cobra manifestación real en el área de la educación; la manoseada frasecita "con más educación, los pobres podrán superar su condición de pobreza", no deja de ser un clisé burlesco para los educandos de los sectores más desfavorecidos de nuestro país. Basta consignar las actuales cifras de pobreza y desigualdad, según las cuales en nuestro país existen más de tres millones de pobres y una creciente inequidad en la distribución de los ingresos, donde el 10% más pobre se lleva el 1,3% del PIB y el 10% más rico el 46,8% (Referencia). Todo lo anterior no obstante la considerable y exitosa ampliación de la cobertura educacional de nuestro país.

Ante tal situación cabe preguntarse el por qué: ¿es que no es la educación el camino correcto para intentar modificaciones en la estructura social de nuestro país; o es que todos estos intentos reformistas, particularmente la reforma en vigencia, llevan en sí la idea del transformismo del que habla Moulian [Moulian llama transformismo a las operaciones que en el Chile Actual se realizan para asegurar la reproducción de la infraestructura creada durante la dictadura, despojada de las molestas formas, de las brutales y de las desnudas superestructuras de entonces... consiste en una alucinante operación de perpetuación que se realizó a través del cambio del Estado, pero manteniendo inalterado el aspecto susancial: el modelo económico neoliberal.]; es decir, cambiar para permanecer? Pues una cosa es clara: "la macro-pobreza permanece, pese a la macro-educación" (Salazar, 1996: 32).

Expuesto este contexto general, nos situamos ahora en la particularidad de nuestra investigación, en la que intentamos aproximarnos a la compleja relación existente entre educación y pobreza, y más específicamente entre jóvenes urbano populares y la Escuela, desde la perspectiva de la desescolarización.

El texto que aquí se presenta, se estructura en cuatro partes; una primera en la que se definen los conceptos básicos y se reseña brevemente la metodología utilizada; una segunda, en la que se realiza un análisis en base a los resultados obtenidos, una tercera en que se desarrolla una síntesis y discusión, para finalizar con una cuarta en la que se exponen algunas reflexiones.

1. Conceptos y Metodología

1.1. Conceptos Básicos

a. Las Representaciones Sociales

Optamos por las Representaciones Sociales, pues pensamos que ellas nos permiten aproximarnos al conocimiento que del objeto social Escuela tiene el sujeto social Joven Urbano Popular Desescolarizado, desde su experiencia individual y colectiva.

Se trata de un constructo más amplio que el de actitudes, valores, opiniones, creencias, y que de alguna manera, los abarca. La representación social resulta ser ante todo un producto sociocultural que a la vez es pensamiento constituído (entendido como producto que interviene en la vida social como estructura preformada que sirve como marco de interpretación), y un pensamiento constituyente (interviene en la construcción de la realidad).

Diremos dos cosas que pueden llegar a parecer obvias, pero que es indispensable explicitar. La primera es que una representación social estará definida por un contenido (sean imágenes, informaciones, actitudes u otro) con respecto a un objeto (sean situaciones, acontecimientos, personas, instituciones, etc.). La segunda es que la representación social siempre es de un sujeto (entiéndase individuo, grupo social o familiar, equipo, etc.), en relación a otro sujeto. "De esta forma, la representación social es tributaria de la posición que ocupan los sujetos en la sociedad, la economía, la cultura." (Jodelet, 1986:475).

En definitiva, entenderemos las representaciones sociales como las imágenes y los modelos explicativos que un determinado grupo social posee de algún fenómeno o contenido de su realidad (Farr, 1984) y que se constituye como una herramienta conceptual que posibilita establecer un nexo entre el individuo, la cultura y la historia, es decir, entre la subjetividad y la vida social de los seres humanos (Krause, 1996: 13)

b. La Escuela. El Objeto a Representar.

Entenderemos la Escuela como una institución en la que se depositan la responsabilidad y la confianza para que las nuevas generaciones de la especie humana adquieran o desarrollen conocimientos y habilidades necesarios para desenvolverse en la sociedad. La escuela enseña a nuestros niños y jóvenes todo lo que es importante que sepan y no pueden adquirir en el seno de su familia, agregando como componente fundamental la evaluación.

Es una institución social especialmente creada como administradora de conocimientos y habilidades, con un espacio físico concreto, con una distribución del tiempo particular en su interior, y una serie de normas. Es el lugar de paso obligatorio para constituirse en un adulto responsable y donde, además, se aprenden las pautas de comportamiento socialmente aceptadas. En tanto institución, nosotros abordaremos a la Escuela como un componente del todo social que tiene una función de conservación y reproducción del equilibrio del sistema (Fernández Enguita, 1990).

En relación al proceso de escolarización propio de la institución escolar consideraremos cuatro ideas fundamentales para comprender y desarrollar el concepto:

· Las escuelas no pueden ser analizadas como instituciones separadas del contexto socio-económico en el que están situadas.

· Las Escuelas son sitios políticos involucrados en la construcción y control de discurso, significado y subjetividades.

· Los valores del sentido común y las creencias que guían y estructuran las prácticas en la sala de clases, no son universales a priori, sino que son construcciones sociales basadas en supuestos normativos y políticos específicos.

· La socialización dada en la Escuela no es un simple vehículo de transmisión del orden social, sino que agencia de control social que funciona para ofrecer formas diferenciadas de enseñanza a diferentes clases sociales (Apple, cit. Soto 1995).

c. Jóvenes Urbano Populares Desescolarizados. El Sujeto de la Representación.

Comprendemos la juventud, en toda su amplitud y diversidad, como aquel segmento de la estructura social, que, en relación al poder, ocupa un lugar desfavorable, la toma de decisiones respecto al mundo social no le compete a la juventud.

En este marco distinguimos un primer nivel de exclusión, que podríamos llamar propia de la condición juvenil respecto del mundo adulto. En el caso de la juventud urbano popular nos encontramos con un nuevo nivel de exclusión: la pobreza. En esta medida, la exclusión es doble; sé es joven y pobre al mismo tiempo

Dávila caracteriza a la juventud urbano popular como aquella que

"deambula entre la resolución de necesidades concretas y prácticas, e intenta respuestas en vista de la configuración de un proyecto de vida que les permita acceder a los bienes y beneficios que la sociedad ofrece para algunos, en un símil de carrera que se necesita correr y donde muchas veces los resultados ya se saben, o se tiene perdida antes de correr" (Dávila, 1998:82).

Se trata, por cierto, de jóvenes que habitan en sectores populares urbanos, los que se identifican como aquellos que viven en situación de pobreza o de privación respecto a los bienes y servicios (Weinstein, 1990).

Elemento central a la hora de definir a esta juventud, lo constituye la posición social de las familias a las que pertenecen, pues dada la precariedad de la situación económica, muchos de estos jóvenes se ven obligados a desertar de la escuela para buscar algún empleo y contribuir así a la economía del hogar. Mas, dada la dificultad de encontrar trabajos estables, estos jóvenes se incorporan masivamente al sector informal de la economía, o a trabajos temporales y/o subempleados.

Un millón y medio de jóvenes chilenos de quince a veinticuatro años no tiene educación media completa [Carmen Bravo. La Nación, Lunes 23 de Agosto de 1999,], es decir, alrededor de la mitad de los jóvenes chilenos que se encuentran en este rango etario.

La relevancia del tema, en consecuencia, es evidente. El sistema educacional chileno ha procurado otorgar a todos los chilenos la igualdad en las oportunidades de ingreso a la enseñanza básica (aumento de la cobertura educacional), no obstante, no da garantías de una igualdad de oportunidades de resultado (calidad de la educación).

1.2. Metodología

Para aproximarnos a las representaciones sociales fue menester utilizar metodologías cualitativas, dentro de las cuales optamos por la entrevista abierta semiestructurada.

Se trabajó con 13 jóvenes urbano populares desescolarizados, de la Villa Primavera, en el sector El Castillo de la comuna de La Pintana. Todos jóvenes entre los 15 y los 19 años que en el mejor de los casos habían aprobado el octavo año básico. La muestra estuvo compuesta por siete hombres y seis mujeres

Análisis de los resultados

2.1 Construcción de núcleos figurativos

En función de la descripción de los resultados en base a las dimensiones de las Representaciones Sociales (Información, Actitud y Campo representacional), construimos dos núcleos figurativos, los que a nuestro juicio, aglutinan y ordenan los conocimientos e imágenes producidos a partir del discurso de los jóvenes entrevistados de acuerdo a cuatro ejes: lo vincular, lo instruccional, lo disciplinario y lo instrumental:

- La Escuela como el escenario social en el que la dinámica juvenil se desarrolla de manera tutelada y orientada por la institución, y a la cual se le reconoce la pertinencia total en materias formativas, justificándose sus normas y códigos disciplinarios y validándose los métodos y las relaciones sociales que a estos fines se ajusten. La escuela se constituye como el espacio social exclusivo para que los niños y jóvenes se desarrollen y aprendan lo necesario para ser personas útiles a la sociedad y puedan aspirar a mejores condiciones de vida.

- La Escuela como el escenario social en el que la dinámica juvenil se desarrolla de manera normada y vigilada por la institución, la que decide e impone el qué y el cómo se instruye, además de establecer un régimen disciplinario represivo y cohercitivo al que los jóvenes tienen que someterse o ser castigados; lo que se sustenta y se representa en las relaciones autoritarias y jerarquizadas con los adultos significativos de la institución. La Escuela se constituye como un espacio social ajeno e impuesto a los jóvenes y junto con esto representa escasas o nulas posibilidades, tanto para el desarrollo personal, como para el mejoramiento de las condiciones de vida.

2.2. Análisis en base a los núcleos figurativos construidos

a) Primer Núcleo: La Escuela como un derecho; necesaria e imprescindible

La construcción del primer núcleo figurativo surge desde el discurso de un grupo de los jóvenes entrevistados; aquellos que vivencian su condición de desescolarizados asociada a sentimientos de pérdida en todos y cada uno de los ejes en torno a los cuales se articula esta representación social de la Escuela.

En el discurso de este grupo de jóvenes, la Escuela aparece como un espacio social validado; tanto en sus formas, como en sus funciones, y al mismo tiempo como un espacio social validador de los jóvenes como individuos, en tanto desempeñan el rol de estudiante.

En esta medida, las relaciones sociales que se establecen en la Escuela, además de tener un fuerte componente afectivo, son vividas como legítimas en tanto se dan en el seno de la institución. Así, no es lo mismo un compañero de curso que un vecino desescolarizado, ni jugar un video juego en la sala de computación de la escuela, que en los flippers de la esquina de la casa, aunque las actividades y motivaciones en ambos casos sean las mismas. La Escuela aparece como el único lugar posible para obtener una identidad juvenil positiva y reconocida, igualándose, en la experiencia de este grupo de jóvenes, la condición juvenil con la condición de estudiante.

Del mismo modo, las relaciones sociales establecidas entre este grupo de jóvenes y los adultos significativos en el espacio escolar, está mediada por la atribución dada a la Escuela como la única Institución dueña de los saberes y de los poderes necesarios para desempañar el rol educador en la sociedad. En este contexto, son los adultos significativos del medio escolar los que encarnan estas atribuciones; lo que se traduce en la legitimación y consecuente aceptación de estilos de relaciones interpersonales, que en nuestras escuelas se encuentran preferentemente marcadas por la jerarquía y el autoritarismo, constituyéndose estos componentes, muchas veces, como imprescindibles y demandados por alumnos y apoderados (los que exigen una disciplina más severa) como garante de la buena formación de los niños y jóvenes.

La formación disciplinaria represiva y cohercitiva, aún cuando sea vivida como positiva y necesaria, tiene un claro límite en el discurso de los jóvenes: la agresión física como castigo. A pesar de todas las atribuciones otorgadas a la Escuela para formar y educar a sus estudiantes, el uso de la violencia física es fuertemente rechazado, y por ende, excluido de la potestad otorgada a la institución.

Estas relaciones interpersonales entre jóvenes y adultos significativos tienen su manifestación más importante en el plano instruccional, el que además es el temporalmente más significativo; en éste, la relación se ve reducida a la entrega de conocimientos y a la mantención de un clima que lo permita, siendo la profesora o el profesor el ser omnisapiente que ha de procurar el traspaso de conocimientos desde una posición de saber hasta la posición de los ignorantes.

La Escuela, en esta representación social, continúa siendo la institución garante de las aspiraciones futuras; continúa siendo el camino único y apropiado para el acceso a mejores condiciones de vida, y el único espacio social capaz de formar personas que se integren y sean útiles a la sociedad.

b) Segundo Núcleo: La Escuela como obligación; controladora y descontextualizada

La construcción del segundo núcleo figurativo surge a partir del discurso de un grupo de jóvenes que manifiesta sentimientos de incomodidad, desagrado y malestar asociados a la temática escolar en general, y a la institución escuela en particular. Esta representación social da relevancia, en términos positivos, de manera exclusiva al plano vincular y afectivo con el grupo de pares; entendiendo por esto la dinámica juvenil que en el escenario escolar se desarrolla y que en cierto modo, a pesar de las normas y la vigilancia, la Escuela posibilita.

Mas, lo realmente significativo resultan ser los sentimientos negativos asociados a los ámbitos disciplinario, instruccional, vincular con los adultos e instrumental. Se trata de un malestar más emotivo que reflexivo, que sitúa a la Escuela como un espacio que les resulta ajeno, impropio, impuesto y al que no logran adaptarse.

Se trata de una institución en la que las relaciones sociales, particularmente con los adultos significativos, son fundadas en la obediencia y el respeto a la autoridad; respeto muchas veces incomprendido y otras tantas intolerado; pues se trata de una disciplina que les resulta impropia, que prescribe y proscribe comportamientos, que establece sanciones y procedimientos para resolver conflictos (si es que los resuelve) de manera a priorística y descontextualizada de la realidad psicológica, social, económica y cultural de los jóvenes. En esta medida, la Escuela es vivida por los jóvenes como un espacio inalterable sobre el cual no tienen ninguna ingerencia y que ofrece sólo dos alternativas: adaptarse o no adaptarse.

La Escuela, en esta representación social, entrega conocimientos y establece metodologías que resultan poco significativas, aburridas y desmotivantes. La Escuela se vivencia como un espacio poco gratificante en lo afectivo, inútil para lograr un mejor presente y futuro laboral, y cohartador de la expresión e iniciativa juvenil.

En síntesis, la representación social de la Escuela en este grupo de jóvenes se funda en un sentimiento de malestar que, en lugar de movilizar acciones y reflexiones, conduce a reafirmar la condición de desescolarizado; pues, ni por angas ni por mangas visualizan la posibilidad de obtener mejorías en su condición de vida mediante la reescolarización.

Síntesis y Discusión

a) La Escuela como Institución Total. La Escuela o el Vacío

Si bien la Escuela no cumple con todas las características que definen a las instituciones totales [Las instituciones totales son caracterizadas por Erwin Gofmann como aquellas en que: "primero, todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar y bajo la misma autoridad única. Segundo, cada etapa de la actividad diaria del miembro se lleva a cabo en la compañía inmediata de un gran número de otros, a quienes se dá el mismo trato y de quienes se requiere que hagan juntos las mismas cosas. Tercero, todas las etapas de las actividades diarias están estrictamente programadas, de modo que una actividad conduce en un momento prefijado a la siguiente, y toda la secuencia de actividades se impone desde arriba mewdiante un sistema de normas formales explícitas, y un cuerpo de funcionarios. Finalmente, las diversas actividades obligatorias se integran en un solo plan racional, deliberadamente concebido para el logro de los objetivos propios de la institución" (Gofmann, 1992: 19-20).], su carácter absorbente es incuestionable; la mayor parte del tiempo infantil y juvenil se remite a la Escuela, se circunscribe al territorio concreto delimitado por las rejas del establecimiento y a la distribución de las actividades inteligentemente estructurada por las autoridades educadoras. Por otra parte, la más grande responsabilidad que les compete a los jóvenes-alumnos, si no la única, es desempeñarse en el rol de estudiantes.

Por lo demás, cuando no se está en la Escuela, los niños y jóvenes se encuentran a la sombra de ésta. Queremos decir que la gran parte, o al menos la más importante del tiempo no escolarizado de los jóvenes-alumnos (entiéndase fuera de las paredes del establecimiento educacional), está paradójicamente disponible para la realización de los deberes escolares; lo que trae consigo la escolarización general de la vida de los sujetos, mediante la prolongación psicológica y social de los muros de la institución.

No es del todo casual que la gran mayoría de los jóvenes entrevistados, a pesar de tener un grado de escolarización mínimo que no supera el cuarto o quinto año básico, tienen un grado de institucionalización mucho mayor; es decir, aunque no alcancen un alto nivel educativo, los años que pasan en la institución escolar son los suficientes, pues la mayoría de estos jóvenes tienen historias escolares prolongadas, de no menos de ocho años. Cabe preguntarse entonces acerca de qué es lo verdaderamente relevante: el curso al que llega el alumno o los años que pasa dentro de la Escuela.

Decimos que el grado de institucionalización es suficiente porque, si bien los jóvenes en su discurso revelan carecer de un significativo número de conocimientos contemplados en sus programas de estudio, reduciéndose éstos a leer y escribir de manera precaria y sumar y restar con dificultad; revelan también, en el mismo discurso, algún conocimiento en torno a las materias extracurriculares que se aprenden en la Escuela, vale decir, el currículum oculto del que hablan algunos autores (Bernstein, Magendzo, Stenhouse, entre otros), o las relaciones sociales al interior de la Escuela de las que hablan otros (Fernández Enguita, 1990). Estas relaciones son percibidas y experienciadas por los jóvenes, y salen a la luz al momento de hablar de la disciplina escolar y de lo importante que es ésta, como contenido de enseñanza y como medio de la misma.

Los jóvenes, en muchos casos, valorizan la Escuela en función de que aprenden determinadas pautas conductuales; aprenden, en sus propias palabras, a no ser "tan rebeldes". Dicho de otro modo, el curso o grado que alcanzan la mayoría de los jóvenes entrevistados no basta para dominar el interesantísimo cúmulo de conocimientos que entrega la Escuela (entiéndase la ironía) a modo de materia de enseñanza explícita; pero si es suficiente para que los jóvenes aprendan aquello que no forma parte de los programas de las diferentes asignaturas, pero que unifica y da coherencia al aprendizaje escolar: la disciplina, la obediencia y el respeto a la autoridad.

Llendo un poco más allá con esta reflexión, encontramos que además de ser una institución totalmente absorbente del tiempo real y psicológico de los jóvenes-alumnos, se trata de una institución absoluta. Queremos decir con esto que la Escuela no deja espacio posible para el desarrollo de caminos alternativos de formación académica, de desarrollo psicológico y social de nuestros jóvenes; agudizándose esto en los sectores más desfavorecidos de la sociedad, que son justamente los sectores a los que se les ha enseñado a confiar y se les ha instado a depositar sus esperanzas de movilidad social en la educación y, en consecuencia, en la escolarización de la prole.

En esta medida: ¿qué hay más allá de la Escuela en la vivencia del "pobre desescolarizado"? Nada. Postulamos que más allá de los muros de la Escuela se encuentra el vacío y la deslegitimación social. La Escuela y la escolarización se constituyen en el pilar fundamental para ser, en las palabras de los mismos jóvenes entrevistados, "alguien en la vida"; "sin cuarto medio no valís nada". El derecho a la educación, tan bien pensado y tan bien intencionado por y para los que gobiernan, se convierte para los jóvenes más pobres de nuestro país, en especial de zonas urbanas, en una verdadera pesadilla en la que se les invita a transitar por un camino difícil e impropio. En resumidas cuentas, se les presentan la educación y la Escuela como un derecho y una invitación, no obstante constituyan una obligación y una imposición.

b) La Disciplina Escolar. ¿Orientación o Vigilancia?

La disciplina es concebida en el marco escolar al menos con una doble acepción; por una parte es un componente fundamental para que los procesos de enseñanza-aprendizaje se lleven a cabo y por otra es en sí misma un contenido a ser transmitido en esta relación.

Los requerimientos de orden, silencio, puntualidad, respeto a la autoridad y obediencia en general, predominan en el discurso de los jóvenes entrevistados, relegando a un segundo plano a los otros componentes de la relación enseñanza-aprendizaje, como son los contenidos y las metodologías. Siguiendo esta idea, el rol disciplinario de la Escuela emerge en el discurso de los jóvenes como el componente que funda la institución; la Escuela aparece como el lugar en que se norman, normalizan y supervisan las conductas individuales y las relaciones sociales que establecen los niños y jóvenes, pautando con esto, las conductas y las relaciones sociales futuras.

Ahora bien, ¿cuáles son los comportamientos y las relaciones sociales que promueve la escuela? Los jóvenes describen como pautas conductuales aceptadas aquellas que dicen relación con la formalidad (presentación personal), la puntualidad, la obediencia a los profesores e inspectores, la quietud y el silencio en las clases, los hábitos de estudio, cumplimiento de las exigencias académicas; todas las que se subordinan a relaciones sociales marcadas por la verticalidad.

Las posiciones en la jerarquía escolar están claramente explicitadas y encarnadas y, en función de esto, se exige a los jóvenes estudiantes la obediencia y el respeto a los adultos que detentan estos puestos de poder, los que a su vez son los encargados de desempeñar el rol vigilante para unos y orientador para otros.

El rol disciplinario de la Escuela es vivenciado por los jóvenes en función de esta tensión: por un lado lo necesario y positivo que puede resultar educarse por y en esta disciplina, y por otro lado, lo cohercitivo y castrador que puede resultar educarse de esta manera, dentro de un marco rígido y restringido. Es justamente esta tensión la que funda la construcción de las dos representaciones sociales de la Escuela en los jóvenes entrevistados.

La disyuntiva antes planteada atraviesa la experiencia escolar de los jóvenes y condiciona su posición en el escalafón jerárquico, los pone en una situación sin salida, de la que no hay escape; por una parte, la demanda por orientación que vaya más allá de la familia es clara, evidente y necesaria; y por otra parte, la vigilancia y el castigo son absolutamente indeseados y desagradables. La Escuela es el único espacio que ofrece esta orientación extrafamiliar, pero lo hace en las condiciones antes mencionadas.

Dos son las posibilidades: la desescolarización o el sometimiento incondicional a la normativa escolar. La primera trae de la mano una sanción social considerable; el individuo se convierte en un indisciplinado, un vago; en resumidas cuentas, en un desorientado, en un mal educado, que además se siente responsable y culpable de su fracaso. La segunda trae consigo la identidad estudiantil y el reconocimiento social que esta implica al precio de soportar largos años de institucionalización, alimentando la ingenua esperanza de un futuro mejor.

En consecuencia, las dos posibilidades resultan castradoras; pues por una parte, se deslegitima cualquier aprendizaje o tipo de educación que se realice fuera de los tiempos y espacios de la institución, y por otra parte, el quedarse adentro implica la restricción de muchas dimensiones del desarrollo juvenil individual y colectivo si no se condicen con las condiciones establecidas por la Escuela. Quedan en las puertas de la Escuela el lenguaje y los códigos[Bernstein comprende el concepto de código como un dispositivo de posicionamiento culturalmente determinado y que posiciona en términos de las relaciones de poder que se establecen en la Escuela, éste ] conversacionales propios de los jóvenes, dinámicas juveniles como las peleas, los juegos, la libre plática, los amigos del barrio, la ropa, el corte de pelo y todo lo relacionado con el mundo juvenil y poblacional.

En la Escuela los jóvenes confunden sus formas de pasarlo bien con desorden, pues los códigos de la institución los equiparan, particularmente en la sala de clases. En esta medida, los jóvenes se ven en la obligación de permutar sus propios códigos por los de la Escuela, terminando esto en una aceptación incondicional e irreflexiva de la norma; aceptación que muchas veces se justifica en la esperanza del mejoramiento de las condiciones de vida a futuro; pero que otras tantas, encuentra su asidero en el poder intrínseco de la disciplina escolar y la posición estructural de la Escuela en el sistema social.

El rol disciplinario de la Escuela se orienta principalmente a evitar la conducta proscrita más que a promover los mismos comportamientos que prescribe. La Escuela aparece entonces como una institución preventiva y represiva, en lugar de constituirse en un espacio promotor del desarrollo individual y colectivo de los jóvenes, en términos de facilitar y legitimar las expresiones de la diversidad.

Finalmente, la disciplina, el orden y la obediencia, se erigen en el discurso de los jóvenes como los contenidos y metodologías de enseñanza significativos. La disciplina como herramienta, como contenido y como fin de la educación escolarizada.

c) La Alienación en la Experiencia Escolar

Una cosa es clara: las escuelas se llenan de alumnos, y son estos los que en definitiva dan vida y sentido al espacio escolar. No obstante, la participación que estos tienen en la Escuela y las posibilidades de apropiarse de su propia experiencia escolar y de ser protagonistas de su proceso educativo son prácticamente nulas. Los niños y jóvenes llegan a ocupar un territorio totalmente predeterminado.

En el discurso de los jóvenes entrevistados lo anterior se manifiesta como una sensación de extrañeza, en lo ajeno que les resultan los componentes fundamentales de la dimensión académica de su experiencia escolar: los contenidos, las metodologías, el proceso de aprendizaje y los fines de la educación. Para nombrar este fenómeno, utilizaremos el concepto de alienación tal como lo entendiera y aplicara Marx al fenómeno del trabajo en la sociedad capitalista ["Marx caracterizó certeramente el trabajo en la sociedad capitalista, frente al trabajo en general, como trabajo alienado. Para el, esta alienación residía, básicamente, en la relación entre el trabajador y el producto, el proceso y los medios de su trabajo" (Marx, cit. en Fernandez Enguita, 1990: 188)]..

En este sentido, la relación que establecen los jóvenes entrevistados con los contenidos de enseñanza es una relación alienada. La selección de los saberes a ser enseñados en el seno de la Escuela es previa a la llegada de los alumnos, y poco y nada tiene que ver con el contexto vital particular de los jóvenes urbano populares. Los conocimientos, las experiencias, los deseos, las capacidades, etc, que los jóvenes puedan traer a la Escuela pierden su importancia en favor de lo que la Institución escolar predetermina como correcto y necesario.

En el discurso de los jóvenes, los contenidos de enseñanza escolar se caracterizan como poco significativos y descontextualizados; y en su máxima expresión se reducen a conocimientos mínimos y restringidos, que resultan así mismo de una utilidad mínima y restringida, como tomar la micro y dar vuelto (castellano y matemáticas). Del mismo modo, la alienación se manifiesta por la escasa mención, o bien, la omisión de referencias respecto al tema. La poca significatividad de los contenidos de enseñanza es reflejada en el espacio real que el tema ocupa dentro del discurso, además de la constante oposición y comparación que los jóvenes suelen hacer entre los contenidos del aprendizaje escolar y los contenidos del aprendizaje callejero.

De acuerdo a lo anterior, los jóvenes se encuentran entrampados en la dinámica de la validez social de los contenidos de aprendizaje escolares, versus la utilidad y necesidad cotidiana de contenidos de aprendizaje extraescolares. La arbitraria selección de los contenidos a ser enseñados por la escuela implica también una deslegitimación de cualquier otro contenido; más aún si estos tienen lugar fuera del territorio escolar, lo cual se hace más evidente y dramático cuando se trata de sectores de la población que viven en condiciones de marginalidad y pobreza. Para estos jóvenes la Escuela se constituye, en el mejor de los casos, en un sin sentido necesario.

En términos metodológicos, en el discurso de los jóvenes pueden apreciarse ciertos matices, que van desde la incomodidad y desagrado con ciertas técnicas o formas de entrega de conocimientos hasta lo atractivo que otras les puedan resultar. No obstante, estas siempre dependen de la voluntad ajena, en este caso específico, del profesor. Esta salvedad es posible en el ámbito metodológico, mas no en el de los contenidos o fines de la educación; pues estos trascienden incluso la voluntad de los docentes y hasta de las mismas escuelas.

De todas maneras nos resulta relevante que para los jóvenes las metodologías atractivas se caractericen por la mayor actividad y protagonismo que les otorga y por la posibilidad del trabajo grupal o colectivo, centrado en lo cooperativo; en oposición a las metodologías que les otorgan un rol pasivo y de escucha y se centran en lo individual y competitivo. Del mismo modo, es menester destacar que las metodologías que los jóvenes consideran atractivas tienen un carácter excepcional y recreativo en relación a la predominancia de las metodologías tradicionales.

Además de no poder determinar ni tener participación alguna en la definición de los contenidos y las metodologías de enseñanza, los jóvenes entrevistados evidencian en su discurso la imposibilidad de tomar parte en las decisiones respecto a su proceso de aprendizaje y a la situación de aprendizaje escolar. Es así como manifiestan el no darse cuenta del cómo adquieren los aprendizajes, lo que redunda en el rápido olvido de los mismos; pues es el aprendizaje memorístico el que prima en el proceso. Llevando esta paradoja a su extremo podemos decir que el proceso de aprendizaje no es tal, pues se reduce a un registro de datos muchas veces inconexos, dejando todo en manos de la memoria, la cual, como todos sabemos, es frágil (particularmente en nuestro país).[ Revisar la noción de la compulsión al Olvido en el Chile Actual, en Moulian 1997.]

Los jóvenes han de aceptar pasivamente las decisiones en torno a los tiempos y los espacios escolares, son sometidos a un horario, a una sala de clases y a una distribución inteligentemente arbitraria de las materias. Los estudiantes están concientes de la duración de las horas de clases, de la distribución diaria de los ramos en estas horas, de la disposición espacial de la sala de clases (sillas y pupitres rígidamente ordenadas cuyo norte es la tarima, pizarra y mesa del profesor), saben que pueden hablar sólo cuando el profesor lo solicite o lo permita, etc; todo lo cual es asumido como normas básicas e inmodificables para hacer posible el proceso de enseñanza en la Escuela, y ante lo cual no se vislumbra la más remota posibilidad de participar en un cambio, por mínimo que sea, a menos que el profesor o la institución se lo permitan.

No conforme con lo anterior, la Escuela ha sido pensada y edificada para la consecución de ciertos fines que también son definidos por la institución en el marco de intereses sociales, culturales, económicos y políticos propios de los grupos dominantes; y en esta medida, impropios de los grupos dominados, entre los cuales, por cierto, se encuentran los jóvenes y particularmente, los jóvenes pobres. "La Escuela es por tanto, la institución investida de la función social de enseñar y por esto define lo que es legítimo aprender. Esta acción pedagógica impone como legítima la cultura de la clase dominante, en este proceso enmascara su naturaleza social presentándola como la cultura objetiva indiscutible, rechazando al mismo tiempo las culturas de los otros grupos sociales, la acción pedagógica sería la acción que impone significación y las impone como legítimas" (Herrera, 1999: 183).

Sin embargo, un grupo de los jóvenes entrevistados, por razones fundamentalmente de aceptación y validación social, comparte los fines explicitados por la Escuela, que como ya lo hemos señalado, refieren principalmente a mejorar las condiciones de vida y a formar ciudadanos bien educados útiles a la sociedad, en tanto trabajadores honrados, responsables y obedientes. Mas el que estos fines sean aceptados, no implica que sean propios, manteniendo su carácter alienado.

Para otro grupo de jóvenes tales fines son lisa y llanamente vividos como impuestos e inalcanzables, pues su realidad indica que la Escuela no es el camino que les garantiza cualquier mejora a las condiciones de vida; por el contrario, muchas veces la asistencia a la Escuela significa perder tiempo real para efectuar alguna actividad que les reporte satisfacciones afectivas y efectivas, sociales o económicas.

En definitiva, la Escuela, en las representaciones sociales del grupo de jóvenes entrevistados, emerge como una institución que les resulta ajena y con la cual se establece una relación alienada respecto a los ejes que la justifican socialmente en su expresión actual: lo disciplinario y lo académico.

La Escuela y lo que en ella se enseña se constituye en un sin sentido necesario, pues en sí misma no es significativa, pero socialmente es lo que le brinda validez y legitimidad al período juvenil en general. En la Escuela cualquier cosa que se aprenda, por irrelevante que resulte, es legítima y por tanto es tiempo bien aprovechado. Son la Escuela y la escolarización los que fundamentan y validan el legítimo aprendizaje: el aprendizaje escolar, impuesto y descontextualizado, por decir lo menos. "La acción pedagógica da como resultado la reproducción de las relaciones de clase (...). Cada acción pedagógica tiene, pues, una eficacia diferenciada en función de las diferentes caracterizaciones culturales preexistentes de los sujetos y que son de naturaleza social. La Escuela, al sancionar estas diferencias como si fueran puramente escolares, contribuye al mismo tiempo, a reproducir la estratificación social y a legitimarla asegurando su exteriorización y persuadiendo a los individuos que ésta no es social sino natural" (Bourdieu, Passeron, 1996: 17).

La Escuela invita a los niños y jóvenes a competir individualmente por la posibilidad de un ascenso social; por que cual se asume también que el tema de la superación de la pobreza en Chile pasa por responsabilidades individuales, y no por esfuerzos colectivos; pasa exclusivamente por la mejoría de las condiciones materiales inmediatas e individuales, evitando cualquier transformación de la estructura social.

Sostenemos que la consolidación del modelo de sociedad y el proyecto de país, que defienden y promueven, con mínimos matices, tanto el gobierno de la concertación como la derecha parlamentaria, tiene en la Escuela un pilar fundamental; pues gracias a su excelente labor, se contribuye a evitar o limitar cualquier posible perturbación al sistema desde cualquier sector, pero sobre todo desde los grupos o individuos más desfavorecidos socioeconómicamente, los cuales han de esperar y confiar en que los planes y los tiempos de los gobernantes les permitan mejorar sus condiciones de vida, cuando puedan acceder a más y mejores bienes de consumo, mejorando así su calidad de vida y siendo un poco más felices o más bien un poco menos tristes.

Reflexiones finales

La Escuela de las representaciones sociales de los jóvenes urbano populares desescolarizados, que de alguna manera se refleja a lo largo de este estudio, no es fruto de la pura y nefasta imaginación del sujeto social que se la representa y de los investigadores que la explicitan; pues deviene de un objeto social real, de un modelo educativo real que cobra sentido en función de una idea de sociedad y de un proyecto de país impulsado desde las más altas esferas del escalafón social: la clase gobernante.

La Escuela, en tanto institución al servicio de la sociedad y del sistema social imperante, se explica sus logros y fracasos del mismo modo que los gobernantes y los voceros del gobierno se explican la mayoría de los problemas sociales; es decir, todos los logros de la Escuela le pertenecen en tanto institución, no obstante los fracasos se atribuyen a grupos aislados, minoritarios y poco representativos, y por ende poco importantes, eliminando de inmediato cualquier posibilidad de crítica o cuestionamiento.

En esta medida la Escuela está muy bien en tanto consigue sus objetivos: mantener a los jóvenes -o bien en su definición negativa a los no adultos- al interior de sus muros y bajo una sutil vigilancia disfrazada de orientación, mientras éstos no son miembros productivos para la sociedad. Alumnizar a los jóvenes constituye un hermoso proceso de desproblematización del período juvenil; en nombre del bienestar de nuestros niños y jóvenes, se procura evitar conflictos sociales y/o políticos que puedan tener su origen y/o fuerza a partir de los grupos de jóvenes en general, y de los más desfavorecidos en particular.

La Escuela está ahí, en el mundo social y cumple casi a cabalidad su rol normativo y normalizador; la Escuela además de evitar muchas conductas, dicta y obliga otras. La norma explícita o implícita denota las prohibiciones y cierra posibilidades; pero no conforme con ello, la normalización fija la manera correcta de estar, hacer y ser al interior de las paredes de la institución hoy día y, lo que resulta aún más terrorífico, afuera y mañana también.

Ahora bien, las supuestas deficiencias del sistema que aparentemente se pretenden corregir mediante las reformas educacionales; tales como la desescolarización temprana, la descontextualización de los contenidos y formas de aprendizaje, el logro precario de los objetivos escolares explícitos, el mínimo manejo de los contenidos de enseñanza, y toda la gama de repercusiones negativas a nivel psicológico vividas por los escolares; pueden ser leídas no como errores a corregir, sino como aciertos a perfeccionar y sutilizar. Pues, al igual que los logros explícitos de la Escuela, contribuyen a mantener el rígido status quo y distanciar a los jóvenes de cualquier crítica y acción hacia el mismo sistema que los margina; pues, como queda reflejado a lo largo de esta investigación, los jóvenes se sienten los únicos y grandes responsables de su condición social de desescolarizados y de pobres (Redondo, 1997).

El desescolarizado prácticamente mata su posibilidad de ser joven, su incorporación al mundo laboral y adulto se torna impostergable, ya no existe la excusa de la Escuela. En esta medida, si bien en un primer momento esta situación puede ser leída como una marginación del sistema, muchas veces no tarda en convertirse en una integración social deficiente, pues los jóvenes-adultos integran las filas del mercado laboral ocupando los últimos y peores lugares (Redondo, 1995).

Ahora bien, en el peor de los casos, el que el joven no se integre a este mundo prometido y se convierta en delincuente o drogadicto no constituye un problema social de proporciones; pues para eso están los expertos en el arte de bajar el perfil a los problemas sociales, desarrollando programas y políticas específicas para estos grupos minoritarios y marginados, ofreciendo bondadosas soluciones aisladas y parciales a las problemáticas que se han encargado de hacer aparecer como aisladas y parciales, las que evidentemente tienen un carácter social.

La educación ha sido un pilar fundamental del discurso oficial de los últimos cinco años en nuestro país, al igual como lo ha sido durante casi todo este siglo. En ese marco se encuentra la actual reforma al sistema educacional nacional. Mas, como la palabra lo indica, lo que se pretende es reformar, optimizando el modelo educacional actual, pues esta educación se ajusta al modelo social, económico y político que promueven y defienden nuestros gobernantes, comprometidos con el neoliberalismo y con la actual democracia gestada por la dictadura (Moulian,1997). Una reforma concebida en este marco no puede pretender ser más que un reacomodo para continuar sosteniendo y reproduciendo el estado actual. Si se quisiera realmente cambiar el modelo educativo, este cambio tendría que ser pensado, desarrollado y encontrar sentido en un proyecto de país distinto, un proyecto en el cual se asuma que las actuales políticas sociales y económicas enmarcadas en el modelo neoliberal y nuestra democracia de los grandes consensos son las grandes responsables del estado actual de nuestro país y del "mundo globalizado", en el que los pobres continúan empobreciéndose y los ricos enriqueciéndose, compartiendo únicamente el desencanto, el individualismo y el temor.

BIBLIOGRAFÍA

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6. Fernández Enguita, M. (1990): "La Cara Oculta de la Escuela". Madrid, Siglo XXI Editores.

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11. Moscovici, S.(1979): "El Psicoanálisis, su Imagen y su Público". Buenos Aires, Editorial Huemul.

12. Moulian, T. (1997): "Chile Actual: Anatomía de un Mito". Santiago, LOM-Arcis.

13. Redondo, J.(1997): "La Dinámica Escolar, DE LA Diferencia a la Desigualdad". Revista de Psicología Nª6, pp 7-18. Universidad de Chile.

14. Salazar, G.(1996): "Las Avenidas del Espacio Público y el Avance de la Educación Ciudadana" en Última Década año 4, Nª4, marzo 1996; Viña del Mar

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DE LA ESQUINA A LA PARTICIPACION

La concepción de ser joven y un análisis más detallado de los diferentes enfoques lo hemos desarrollado en DE LA ESQUINA A LA PARTICIPACION, Santiago Ortiz, Henry

Betancourt, Jorge Maguiña, ACJ 1996.

Los jóvenes urbano populares viven en ciudades que cada vez más aumentan de población, de calles, de edificios, de smog; en donde cada uno vive su vida sin importarle los demás, el individualismo crece con los autos, la vida ya no es vida, es sobrevivencia.

En estas ciudades de edificios y barrios pobres, de sueños y frustraciones los jóvenes viven algo en común: la exclusión, con la agravante de que el joven popular es doblemente excluído, por ser pobre y joven.

En un encuentro nacional un joven decía " No somos conscientes de nuestro papel protagónico en la sociedad, al no ser tomados en cuenta, no tenemos condiciones para proyectarnos como seres humanos" La exclusión es parte de una entramado social provocado por la serie de inequidades de tipo socioeconómico, de género, étnico y generacional.

Hablamos de una sociedad que privilegia el mercado sobre el ser humano, que propicia la subordinación de la mujer, que es racista y para completar el cuadro, es adultocéntrica.

El aceptar esta realidad no quiere decir que el adulto es “malo” y hay que luchar contra todos los adultos. El adultocentrismo es una forma de ver la vida, es una manera de ser y estar en la sociedad, de establecer relaciones. La cultura adultocéntrica que no solo es un estilo del adulto sino también atraviesa a los jóvenes. De esto se derivan varias consecuencias, entre ellas:

1) La elaboración de un discurso sobre los jóvenes que nada tiene que ver con su realidad

2) La ausencia de espacios de reconocimiento y participación en los entornos cotidianos del joven (familia, colegio, barrio, ciudad).

El joven es invisible y no tiene reconocimiento en sus entornos. El ser doblemente excluidos ha creado en los jóvenes una baja en su autoestima pues cree que no son capaces de participar, opinar, decidir. La falta de reconocimiento del joven como un sujeto la podemos detectar en sus entornos: familia, colegio, barrio, etc. Así por ejemplo: Los

programas sociales se dedican más a atender a niños y mujeres, eso está bien, pero se han descuidado de los jóvenes, esto hace ver que a nivel del Estado y la sociedad en general existe poca preocupación y conocimiento de lo que sucede a los jóvenes, a tal punto que nada se ha dicho sobre los derechos de los jóvenes porque para el Estado y la Sociedad el joven no existe como presente. En la casa, el poder de decisión está en el adulto, los padres o sus representantes deciden el futuro de los jóvenes.

Espacios de Expresión y Participación

Los jóvenes carecen de espacios para la creatividad, recreación y participación lo que les ha convertido en receptores pasivos de lo que otros (padres, profesores, representantes) deciden. La carencia de estos espacios impide las posibilidades de expresión y actoría juvenil, pues es una necesidad vital y un derecho de la juventud el plantear sus problemas, expresar e intercambiar sus ideas, señalar sus desacuerdos, actuar y ser parte de un colectivo.

Los espacios físicos para el accionar grupal y social están copados por otros sectores sociales, lo que impide que los jóvenes puedan disponer por ejemplo de casas barriales u otros espacios para sus actividades. La participación de los jóvenes en los entornos (colegio, familia, barrio, ciudad) se ve restringida lo que no permite la proyección e incidencia como sujeto de derecho.

• En consecuencia:

• Los jóvenes tienen dificultades para constituirse como actor social

• Los derechos de los jóvenes son postergados

• Ausencia de liderazgo

• Los jóvenes son invisibles y no ejercen de manera consciente su ciudadanía

• la organización juvenil no trasciende a niveles que le permitan desarrollar propuestas respecto a sus problemas y necesidades.

“Nosotros no somos el problema sino las condiciones sociales en las que nos ha tocado vivir” (grafitti elaborado en un Encuentro Nacional)

Sobre los espacios de participación

El término participación puede tener diferentes significados según los puntos de vista, por ejemplo:

• el hacer acto de presencia en las mingas

• hablar en los talleres

• el asistir a las reuniones y asambleas

• el decidir

Nuestro enfoque se dirige a la participación como el proceso por el cual accedemos a espacios de decisión. Participar es decidir, esto implica la construcción de la actoría juvenil en todos los entornos del joven; familia barrio, colegio, ciudad, país

El acceso del joven a espacios de decisión no solo hace reconocimiento del joven como un ciudadano sino que también es empezar a considerar al joven como capaz y propositivo con un perfil e imagen diferente a la de un “pre-delincuente”5, es reconocer las cualidades y potencialidades de los jóvenes. De ahí que el joven como sujeto de crédito o el cogobierno educacional en los colegios tienen sentido pues constituyen más que una declaración de derechos una opción por participar.

Se hace necesario la construcción de redes para trabajar lo juvenil como posibilitadores de encuentros, propuestas e interlocuciones. Hablo de Lo juvenil y no de los Jóvenes porque me parece que para salir de las situaciones de exclusión no solo depende de los jóvenes y su protagonismo sino también de establecer diálogos intergeneracionales y apuestas en las que se pongan la camiseta instituciones, adultos y otros actores.

Esto implica preparar al país a las instituciones y a los mismos jóvenes para una apuesta de este tipo. Se requiere de un marco jurídico, un equipo de personas que se dedique a hacer y pensar lo juvenil, organizaciones que se compren el pleito y toda una corriente de organizaciones juveniles renovadas y con nuevas pilas. Obviamente

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Experiencia en Mediación Escolar en un Instituto Secundario de Dénia Alicante España

Oscar Daniel Franco Conforti

Profesión: Abogado (Especialista en Derecho Penal y en Derecho Aeronáutico y Espacial) - Mediador (Master en Mediación y Master en Orientación Familiar UNED, España) - Especialista Profesional Universitario en Integración Familia-Escuela (Fac. Psicología, Valencia, España) - Docente Universitario Universidad de Morón Pcia. Bs. As. Argentina - Ex Funcionario Público Tribunales Penales, Bs. As. Argentina- Arbitro de la Asociación Gallega de Arbitraje, Mediación y Equidad (A Coruña, Galicia, España) - Consultor Empresarial (prevención del conflicto y panoramas de futuro organizacional).

Organización: Acuerdo Justo

Nacionalidad: Italo – Argentina

País de residencia: España

Dirección: Avda. Miguel Hernández 10 B1 E4 Pta 9, Dénia (03700) Alicante

Teléfono: (+34) 630 368 740

Página Web: www.emediacion.com ; www.acuerdojusto.com

Correo Electrónico: info@acuerdojusto.com

Área temática: Mediación Educativa

Título de la ponencia: Experiencia en Mediación Escolar en un Instituto Secundario de Dénia Alicante España

1.- Introducción

Me inclino a hablar de aquello que he hecho, de mi experiencia personal en el ejercicio de esta profesión que tanto me gusta.

Me gustan los libros y trabajos que hablan desde la experiencia porque además de la enseñanza teórica nos dejan ese plus necesario para saber desde donde comenzar a plasmar la teoría que contienen o como aplicarla. Hablamos de gente que no necesariamente es muy mayor, pero que por otro lado no hablan Castellano y por otro lado no tienen mucho interés en aprehender la lengua más allá de un “vale” o poco más, vale decir que sus hijos no tienen apoyo en casa para aprehender la lengua en la que estudian.


Trabajaba en los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Denia, cuando fui convocado a realizar un programa de Mediación Educativa (tal como se la conoce en Europa a la Mediación Escolar) en un Instituto de Enseñanza Secundaria (I.E.S) que presentaba algunos conflictos de la más variada gama (móviles, balón de fútbol, disputas por celos, scooters, violencia tanto física como psíquica, etc.) manteniendo como patrón el hecho de ser el conflicto generalmente entre pares. Es en éste contexto que se enmarca el programa de Mediación Educativa creado para la ocasión.

Voy a narrar mi experiencia personal en ese Instituto, dejando debidamente aclarado que esta ponencia no debe ser tomada como una guía o receta para crear un gabinete de mediación escolar (cosa que yo si he hecho allí) ya que las circunstancias y condiciones de cada Escuela-Instituto-Ciudad son completamente distintas entre sí y con ello su problemática de base.

  • Narro los pasos dados para introducir la mediación en el Instituto.
  • Detallo como he formado a los alumnos y cuerpo docente en mediación a niveles básicos.
  • Muestro como he conformado un gabinete de mediación escolar, supervisado, que colabora con la Comisión de Convivencia Escolar.

2.- Análisis previo

Desafortunadamente la mediación educativa en España no esta tan desarrollada como se cree. Vasta decir que mi proyecto ha sido el primero en su género en toda la Comarca.

En general, hay que decir que la cultura de la mediación no esta aún instalada como desearíamos que fuese.Si debo reconocer que las autoridades del Instituto se han mostrado altamente interesadas y apoyaron el proyecto con férrea voluntad, lo cual es dable destacar, pues aunque debiera ser moneda corriente, lamentablemente para quienes tenemos experiencia en este campo, sabemos no lo es.

Al llegar al Instituto me entreviste con docentes y cuerpo directivo, descubriendo entre ellos opiniones encontradas respecto a la existencia misma de problemas/conflictos en el Instituto. Lamentablemente constatamos casi a diario que la negación de los conflictos y problemas de convivencia, conlleva otro sin número de efectos colaterales no deseados.

Con los alumnos la situación afortunadamente no se repitió pues ellos si reconocieron la existencia de diversas problemáticas que les afectaban en mayor o menor medida; destaco entre los problemas detectados, la violencia tanto física como psíquica (booling). Estas consecuencias negativas recaen sobre todos los miembros del Instituto, muy a pesar de quienes no quieran reconocerlo.

Sin perjuicio de lo dicho, las más de las veces, eran conflictos entre pares, pues no había problemas en diferenciación de la relación educador-educando.


3.- Fundamentos y presentación del plan de Acción

Hoy día los centros de estudios se han convertido en un lugar idóneo para desarrollar diversos programas de mediación, que abarcan desde la integración intercultural a la enseñanza de las técnicas de mediación educativa a fin de resolver los problemas o conflictos que allí se presentan.

Las personas que tienen la misma edad, el mismo nivel educativo, la misma cultura, un ambiente familiar similar, etc., pueden experimentar cambios similares, más no menos cierto es que también pueden diferenciarse unas de otras debido tanto a influencias hereditarias cuanto a influencias ambientales.

Sabemos que las influencias ambientales son determinantes en los aspectos del desarrollo social de las personas, en especial respecto a la dotación de facilidades o habilidades para comunicarse con los demás, y la forma de resolución de conflictos que adoptan. La importancia que adquiere éste programa, estriba en ello, ya que mediante éste programa se intenta formar una juventud para la paz, entendiendo por tal una generación de jóvenes que amplíen, incorporen y en cualquier caso desarrollen sus conocimientos sobre valores básicos de convivencia, tales como el respeto al prójimo, respeto a las ideas u opiniones diferentes, capacidad de escucha, habilidad para el diálogo creativo, tolerancia racial, etc. que les permitan resolver conflictos de forma pacífica.

Pues bien, los objetivos del presente programa son:

· Despertar el interés de los adolescentes por otras vías de resolución de conflictos alternativas a la “violencia” y a los “juzgados”.

· Informar y educar de forma precisa a los alumnos, conforme a su edad y capacidades cognoscitivas en las posibilidades de la mediación como herramienta para la transformación del conflicto.

· Potenciar la autoestima y facilitar los elementos para el correcto desarrollo de sus habilidades de diálogo y toma de decisiones.

En enfoque dado al presente programa es para 1º y 2º año de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (E.S.O), toda vez que siendo esos alumnos los que más tiempo permanecerán en el Instituto, podrán poner en practica y desarrollar sus habilidades como “mediadores entre pares” y así al detectar un conflicto se sentirán en condiciones de actuar e intervenir, evitando la escalada del conflicto e intentar resolverlo por vía del diálogo.

A lo largo de las sesiones que componen el presente programa, se desarrollaran distintas técnicas y herramientas que facilitan la comunicación, la empatía, y el desarrollo de la imaginación (dentro del marco de la connotación apreciativa) para hacer frente y resolver problemas e incidencias por vía pacífica.

La finalidad última que esto persigue es desahogar a los docentes, psicólogo, psicopedagogo y demás personal jerárquico del centro, facilitando recursos que permiten una convivencia más sana y a la vez prepara a los adolescentes para que sepan afrontar situaciones similares en otros entornos.

El programa previsto para el Instituto durante el curso escolar 2005/2006, ha sido el siguiente:


· Ciclo de Sesiones: Trabajar dentro del horario de tutorías con los cinco (5) cursos de primero y cuatro (4) cursos de segundo de E.S.O., es decir, nueve (9) cursos en total (1º A,B,C,D,E y 2ºA,B,C,D,E).

Realizando cinco (5) sesiones de trabajo con cada uno de ellos, lo que supone un total de cuarenta y cinco (45) sesiones. El temario por sesión se describe seguidamente (infra # 4)

· Convocatoria abierta (para padres de los alumnos): De concienciación e informativa bajo el título de “Mediación Familiar” a fin que descubran la mediación como una herramienta más para resolver conflictos en forma pacífica.

· Programa de implementación: A resultas del ciclo de sesiones, se implementará una comisión de alumnos mediadores (los que serán formados adecuadamente para cumplir ese rol, en una sexta sesión de trabajo).

  • La comisión de mediadores podrá formar parte de la comisión de convivencia escolar, será de carácter consultivo y trabajará siempre que la comisión de convivencia les remita un “caso” a tratar.
  • La comisión de mediadores podrá intervenir en todo tipo de “casos” o conflictos a excepción de supuestos de inconducta manifiesta, grave o cuasi-delictual, y en todo otro caso que a criterio de la comisión de convivencia ello sea pertinente.
  • Los alumnos mediadores, tendrán por función la implementación de una mediación para intentar resolver el conflicto planteado por vía de la mediación, elevando al final de cada mediación un informe a la comisión de convivencia, detallando los motivos por los cuales se gesto el conflicto, las posibles soluciones aportadas por las partes y las sugerencia para evitar que en el futuro se repitan ese tipo (topología) de conflictos.
  • La supervisión y coordinación de mediadores podrá ser coordinada por el Psicópedagogo del centro y/o quien sea designado por la Dirección del Instituto para cumplir con dicha función.


4.- Reseña del programa de contenidos trabajados.

Primera sesión

Introducción y conceptos básicos: Historia de la resolución de conflictos. Sistemas de resolución de conflictos tradicionales. Sistemas de resolución de conflictos alternativos:

  • Negociación (definición, explicación ejemplificativa, ventajas y desventajas)
  • Arbitraje (definición, explicación ejemplificativa, ventajas y desventajas)
  • Mediación (definición, explicación ejemplificativa, ventajas y desventajas).

Participación del alumnado narrando o redactando problemas o conflictos que tienen en el Instituto, el Club, su Casa, o cualquier otro ámbito.

Segunda sesión

· Explicación de un proceso de Mediación: las distintas etapas y sus correspondientes finalidades.

· Distintas herramientas y explicación en detalle de la técnica para revelar intereses.

· Explicación de la figura del Mediador: definición, funciones y habilidades que debe poseer.

· Planteo de un conflicto, análisis completo (demostración de la utilidad y empleo de la técnica para revelar intereses ocultos de las partes) y resolución del caso.

· Trabajo conjunto con el alumnado en el análisis y resolución de alguno de los casos que redactaron en la primera sesión.

Tercera sesión

· Conformación de grupos de trabajo en un máximo de seis (6) alumnos por grupo; explicación del procedimiento “tormenta de ideas”.

· Planteo de las situaciones problemáticas y/o conflictivas más relevantes (de aquellas que describieran en la primer sesión).

· Participación del alumnado, analizando y revelando los intereses de cada parte en los problemas o conflictos planteados (conforme lo visto en la segunda sesión) y aplicación del procedimiento “tormenta de ideas” para proyectar libremente la mayor cantidad de “posibles” soluciones que el grupo sea capaz de generar.

Trabajo conjunto en el análisis y valoración final de la resolución del caso.

Cuarta sesión

· Introducción a los conceptos de Justicia y Equidad, diferenciación.

· Conformación de grupos de trabajo en un máximo de seis (6) alumnos por grupo; explicación del procedimiento “búsqueda de criterios objetivos”.

· Planteo de las situaciones problemáticas y/o conflictivas.

· Participación del alumnado, analizando y revelando los intereses de cada parte (segunda sesión), aplicación del procedimiento “tormenta de ideas” (tercera sesión) y búsqueda de criterios objetivos que sirvan de apoyo y sustento al acuerdo resolutorio del conflicto.

· Trabajo conjunto en el análisis y valoración final de la resolución del caso.

Quinta sesión (siempre que proceda)

· Análisis y trabajo individual del alumnado en casos prácticos y ejemplos.

· Juego de Roles, demostrativo de todo el proceso visto a través de un caso real interpretado por los propios alumnos.

· Trabajo conjunto en el análisis y valoración final de la resolución del caso.

5.- Creación e implementación de la Comisión de Mediación.

Como colorario del programa de Mediación Educativa, impartido en el marco de colaboración entre el área de familia e infancia de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Dénia y la dirección del I.E.S. María Ibars, se ha acordado la implementación de una comisión de mediadores.

La comisión de mediadores formara parte de la comisión de convivencia escolar, será de carácter consultivo y trabajará siempre que la comisión de convivencia les remita un “caso” a tratar.

La comisión de mediadores podrá intervenir en todo tipo de “casos” o conflictos a excepción de supuestos de inconducta manifiesta, grave o cuasidelictual, y/o en todo otro caso que a criterio de la comisión de convivencia ello sea pertinente.

Integrantes

El programa de mediación educativa, estará coordinado por: un orientador, psicólogo o un docente del centro que tenga la disponibilidad necesaria a criterio de las autoridades del I.E.S. Al coordinador se le remitirán los casos a tratar en mediación. Será el coordinador quien citara a los alumnos involucrados y les explicara el procedimiento a seguir en la mediación, los propios involucrados podrán elegir a los mediadores que intervendrán el caso (esto fomentará la confianza de los involucrados en la mediación como medio para resolver el conflicto), ésta elección será según el caso y las circunstancias refrendada o no por el coordinador (según que los mediadores electos guarden o no un grado de amistad con las partes, la disponibilidad de los mediadores, etc.).

Difusión del programa

De cara al desarrollo del programa, es recomendable que toda la comunidad escolar entienda el mismo y se comprometa a apoyarlo, para lo cual, debiéramos:

• Presentar el programa a todo el cuerpo docente e interiorizarlos sobre su funcionamiento y finalidad, a fin de promover su utilización.

• Realizar trabajos de investigación y profundización de estas técnicas por parte de los alumnos, tal vez en las de ética/religión o tutorías. La cultura de la paz y de la transformación del conflicto es sin lugar a dudas transversal a todas las asignaturas.

Puesta en práctica del programa

Guía para el mediador:

Teniendo en claro que el mediador representa a un tercero neutral, que su misión es facilitar el dialogo y que la solución al problema debe ser encontrada por las partes, son tareas del mediador:

  • Escuchar activamente a las partes: esto significa hacer el máximo esfuerzo posible por sintonizar con la otra persona, dejar nuestro punto de vista de lado e intentar comprender lo que el otro nos esta diciendo, intentando clarificar en todo momento lo que se nos dice y lo que entendemos conforme se nos esta diciendo.

Para que la escucha activa sea valida:

1. No debemos cambiar de tema cuando otro habla.

2. No haremos juicios de valor, no animaremos o aconsejaremos.

3. No estaremos pensando en que vamos a responder.

4. Investigaremos sobre los sentimientos que producen todo los que nos cuentan, en esa persona.

5. Haremos preguntas para profundizar en las necesidades, preocupaciones, ansiedades y dificultades de la persona que habla.

6. Parafrasearemos los puntos principales, es decir, diremos que es lo que hemos entendido como puntos importantes de su relato.

Ejercitar la paciencia: esto significa controlar nuestro impulso de pasar rápidamente a proponer una solución o arreglo. No hay prisa por obtener resultados, son las partes quienes tienen que encontrar la solución. Siempre tenemos que recordar que un acuerdo justo, una solución duradera será el producto de un trabajo serio y tranquilo.

Hablar en “YO”: tenemos que estar muy atentos en los relatos y “enseñarles” con mucha insistencia e inflexibilidad a las partes a hablar en YO, es decir, que digan lo que piensan y lo que sienten siempre de forma personal, comenzando con la palabra YO en vez de acusar al otro.

Por ejemplo, en vez de decir: “tu ya no me respetas”, decir: “yo creo que ya no me respetas como antes”.

Este cambio en la forma de hablar de interactuar tiene mucha importancia, porque nos permite preguntar. Podríamos preguntar ¿en que se basa para creer eso? ¿Cuándo cree que dejo de respetarlo?, etc.

Empatizar: debemos desarrollar nuestra capacidad para ponernos en el lugar de quien nos habla y tratar de entender que es lo que le pasa a quien nos habla, que es desde su perspectiva lo que ve en el conflicto, como lo ve, como lo visualiza, como lo vive.

Mostrar los intereses: tenemos que distinguir y hacerles ver a las partes, las diferencias entre las “posiciones” y los “intereses”. Les tenemos que preguntar ¿por qué? y ¿para qué?, esto es muy importante, porque así ellos mismos sabrán qué es lo que realmente quieren y para que lo quieren.

Creatividad: cuando nos sentimos acorralados por las partes, cuando estamos desorientados y no sabemos que recurso utilizar, que hacer, la solución es la creatividad, la tormenta de ideas! Tenemos que hacer una tormenta de ideas con las partes para que sean ellos los que propongan todo tipo de soluciones posibles, hay que alentar la creatividad, no hay que prejuzgar las ideas, todas sirven, todas valen, todas aportan algo. Generalmente una idea mejora la otra y así llegaremos a las soluciones más brillantes.

Guía para el coordinador:

Teniendo en claro que la mediación es una negociación asistida y que no hay un método o esquema único a seguir, que cada caso concreto y es diferente, la presente guía se alza para facilitar los primero pasos en una mediación:

De ordinario, la sesión de mediación neutraliza los comportamientos agresivos, la mediación debe presentarse como una garantía de escucha, diálogo, y no como la búsqueda de una sanción o castigo.

RECEPCION DEL CASO: la comisión de convivencia, un alumno o un profesor pueden pedir nuestra intervención en un conflicto.

Lo primero es cumplimentar la recogida de información preliminar (formulario 1)

El segundo paso es tener una pequeña entrevista con las partes, para explicarles que su “caso” se ha derivado a la comisión de mediación, y explicarles el procedimiento a seguir y las reglas de una mediación (uso de la palabra por turno, prohibición de hablar o responder, etc.). Poner a su disposición la lista de mediadores para qué elijan a sus mediadores (inicialmente se recomienda el trabajo de mediadores por parejas y siempre con la supervisión del coordinador como oyente).

Tercer paso se informa a los mediadores electos y se establece el lugar (no es conveniente mediar en el lugar donde se ha producido el conflicto, el cambio del escenario genera un distanciamiento emocional que ayudará en el proceso) fecha y hora de la primer sesión de mediación (es conveniente que la mediación se celebre uno o dos días después de los hechos, así las partes tendrán tiempo de reflexionar sobre todo lo ocurrido).

SESION DE MEDIACION

Cuarto paso: NARRACION INDIVIDUAL (cuéntame)

Antes de comenzar la sesión se debe cumplimentar el formulario 2.

Cada parte expone su perspectiva y expresa sus sentimientos.

Aplicación de la técnica del modo de hablar en “YO”.

El mediador debe estar atento y profundizar para revelar intereses (no posiciones) y sentimientos. Prestando suma atención a la interrelación contenido-relación, se debe ir completando el formulario INTERESES (formulario 3).

Quinto paso: DEFINICION DEL CONFLICTO O PROBLEMA

Una vez que las partes hay terminado su exposición del conflicto y han definido el problema, es el mediador quien tiene que redefinir el problema en base a los intereses que ha descubierto que tiene cada parte.

Parte del problema puede ser individual y parte en común. Una vez que tengamos una lista consensuada de problemas a resolver (primer acuerdo importante, y que debemos hacerles ver que ya han empezado a “producir” acuerdos y soluciones) empezaremos el abordaje de los problemas más simples, con lo cual crearemos confianza en la mediación y mantendremos el interés de ambas partes en el proceso.

Debemos intentar cambiar otra vez el lenguaje y pasar de “tú eres el problema”, a “compartimos el problema” la solución estará más cerca si pasamos del “YO” al “NOSOTROS”.

Sexto paso: TORMENTA DE IDEAS

Una vez que tenemos en claro la lista de problemas, debemos hacer una tormenta de ideas, sobre posibles soluciones a aplicar. Con esto veremos que se piden o exigen las partes entre sí, y hasta donde están dispuestas a llegar para solucionar el conflicto. Cada idea generará nuevas ideas, hasta que lleguemos a encontrar una que sea consensuada y aceptada por las dos partes.

Se debe ir completando el formulario OPCIONES (formulario 4).

Séptimo paso: ACUERDO

Con el formulario CRITERIOS OBJETIVOS (formulario 5) en mano y en base a la tormenta de ideas, el mediador comienza a delinear un acuerdo.

Es importante resistirse a la tentación de dar la solución o el acuerdo, no hay que olvidar que son ellos, las partes quienes tienen que proponerlo, así incrementamos la posibilidad de que luego lo cumplan y lo respeten, ya que no les fue impuesto.

El acuerdo deberá constar por escrito (formulario 6) y será el documento que se le enviará a la Comisión de Convivencia Escolar.

El acuerdo debe reunir las siguientes características:

• Realista: las partes deben reflexionar y asumir si van a poder cumplir el acuerdo, por ejemplo, no tiene sentido decir que “Juan y José se comprometen a no mirarse más en clase”, es más realista decir “Juan y José se comprometen a no tirarse cosas en clase”.

• Específico y claro: que cada punto sea específico, por ejemplo, es mejor decir “Juan le arreglará el móvil a José” a decir “Juan intentará arreglarle el móvil a José”.

• Utilizar un lenguaje neutral: por ejemplo, “Juan se compromete a no hablar a José en clase” es mejor que decir, “Juan no será tan molesto con José en clase”.

• Se debe considerar que procedimiento se seguirá en un supuesto caso de incumplimiento del acuerdo.

Debe siempre tenerse presente que este escrito es un soporte, una guía de trabajo y que en modo alguno representa o cubre taxativamente todas las virtudes y características tanto de un mediador profesional como de un proceso de mediación.

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