La economía feminista se moviliza

Las perspectivas de las economistas subrayan las múltiples facetas de la recesión



En abril se celebró en Baeza el III Congreso de Economía Feminista. Distintos estudios con perspectiva de género incidieron en la necesidad de articular una alternativa radical al liberalismo.

¿Qué es la ‘economía feminista’? Cada vez más autoras reivindican la perspectiva de las mujeres, los cuidados y las lógicas cooperativas para renovar los análisis y ponerlos al servicio del bienestar de las personas. Como aseguró la profesora de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona, Cristina Carrasco: “No queremos la igualación de las mujeres al modelo masculino. Para nosotras la igualdad es la consecución del bienestar de mujeres y hombres como personas diversas e interrelacionadas”.

Según se reflejó en las jornadas, la economía feminista trata de combatir el reduccionismo del pensamiento económico dominante, que invisibiliza y margina, mediante confusión entre valor y precio, toda actividad realizada sin la vara de medir del Estado y el mercado. Frente a esta perspectiva (neo)clásica de la economía, se impulsan nuevos conceptos y estudios con perspectiva de género, revalorizando las diversas tareas reproductivas, de atención y cuidados, que han sido históricamente asumidas por mujeres. Además, en el actual contexto, estas tareas corren mayor riesgo de padecer los ajustes de la crisis y ser, por tanto, crecientemente desatendidas y precarizadas. Para Amaia Pérez Orozco, doctora en Economía y del grupo Precarias a la Deriva, se avecina tormenta con la crisis de la ‘cuidadanía’.

Desbrozando la crisis

En las mesas redondas y áreas temáticas se trataron cuestiones como la “crisis de los cuidados”, o los distintos tiempos, trabajos y su relación con el género en el contexto de la crisis global. También hubo espacio para plantear la necesidad de presupuestos con enfoque de género y estrategias de igualdad en las políticas públicas, o aspectos como el desarrollo, las migraciones y los indicadores alternativos para la medición del bienestar. Se enfatizó el androcentrismo de la crisis, dado que las mujeres están excluidas de la política-económica mundial, y participan en menor grado en los sectores que la han generado, aunque sí están presentes, en mayor medida, en el padecimiento de sus consecuencias.

Mertxe Larrañaga, profesora de la Universidad del País Vasco, destacó la persistencia de una mayor tasa de desempleo y precariedad femenina (temporalidad, empleo parcial...) y predijo una crisis que evolucione en forma de “L” y no de “V”, es decir, que la recuperación del paradigma neoliberal nunca será completa. Asimismo se plantearon medidas paliativas como una redistribución de recursos de arriba hacia abajo, con tipos de salarios máximos, o el establecimiento de un salario mínimo global. También se presentaron conceptos como el “acantilado de cristal” (es decir, la contratación de mujeres en cargos de alta dirección en momentos de inestabilidad económica), la sostenibilidad de la vida o la cadena global de cuidados, esbozando el rol que la sociedad civil puede tener en la recomposición de nuevos esquemas de provisión de bienestar y autonomía (mediante la creación de bancos de tiempo o cooperativas integrales, por ejemplo). Los análisis coincidieron en la degradación del sistema, que hace necesaria una transformación radical del orden económico y social imperante.

En Baeza se consensuó un documento de conclusiones cuyo texto íntegro puede consultarse en la página www.economiacritica.net. Éste constata que el crac económico y financiero se superpone a otras crisis como la del cuidado, la ecológica, la del modelo económico y de desarrollo, “así como la moral y ética”. También destaca que la crisis ataca las condiciones de vida de las personas “y sobre todo de los sectores más vulnerables de la población, en los que se incluyen las mujeres”. Se responsabiliza de la coyuntura a las élites financieras y empresariales, y no se olvida de la beligerancia de los gobiernos en la imposición de políticas neoliberales, “siguiendo los postulados de la economía ortodoxa, patriarcal y de fundamentalismo de mercado”. Por otra parte, se plantea la oportunidad de establecer nuevas formas de producción y consumo, y de reorganizar las estructuras y relaciones del cuidado, estableciendo un reparto equitativo entre mujeres y hombres del trabajo remunerado y no remunerado. Finalmente, en el texto se exige “incluir una perspectiva feminista en los planes de estudio e investigación, así como en la política económica y en las medidas anticrisis que se están diseñando”.

ALTERNATIVAS

Baeza, centro de la economía

El III Congreso de Economía Feminista se celebró los días 2 y 3 de abril en el Centro de Formación Feminista Carmen de Burgos, de Baeza (Jaén). Esta red de profesoras, investigadoras, estudiantes y militantes feministas se organizan en torno al Área de Economía Feminista de las Jornadas de Economía Crítica. Acudieron plataformas como ‘Por un impacto de género en los presupuestos’, que encontraron el marco idóneo para difundir sus propuestas. La edición de 2010 se celebrará en Zaragoza.



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