La guerra sorda: neonazis versus “antifas”

De la propaganda callejera los neonazis tratan de hacer presencia física en las calles. A la derecha un neonazi grávemente herido por antifascistas en la ultima manifestación de los skinheads derechistas.


El despido de un funcionario de la Intendencia Metropolitana fue la insospechada consecuencia de la marcha neonazi y posterior gresca protagonizada en el centro de Santiago por extremistas de derecha y organizaciones antifascistas, el pasado miércoles 25 de junio. La sanción al funcionario habría sido gatillada no solo por la violencia registrada en Ahumada y Alameda sino también por los airados reclamos de la comunidad judía en Chile.

Cabe advertir que ninguno de los grupos que se dieron de golpes en la ocasión tiene alguna relevancia en la política o la sociedad chilena. Ni los neonazis que convocaron a una marcha reclamando justicia para el asesinado Rodrigo Egaña(*), ni tampoco los skinheads antifascistas, punks e integrantes de una barra brava del fútbol que los enfrentaron. Sin embargo la gresca forma parte de una suerte de guerra sorda entre estos grupos que ya suma varios asesinatos de jóvenes de uno y otro bando.

Es una guerra básicamente nocturna verificada en bares, ferias persas y a veces en algunos parques o inmediaciones de estaciones del Metro, cuyos signos se pueden encontrar en grafitis y afiches pegados a la rápida en algunas paredes. O en fotologs y blogs pues también es una gresca virtual y de ahí que buscando con las palabras adecuadas uno pueda enterarse de algunos pormenores, sorprendiéndose con los antifas que celebran a carcajadas la paliza a fierrazos y cadenazos que le propinaron a los neonazis y las promesas de estos últimos de tomar venganza “sin piedad” y a cuchillo.


Imágenes de neonazis chilenos fotologueros luciendo tatuajes y armas al cinto (posiblemente de fantasía) en una suerte de terrorismo virtual. El encapuchado de la derecha hace el típico saludo con tres dedos del KKK norteamericano

Los neonazis prácticamente no se quejan por los golpes. El que algunas muchachas del bando fueran atacadas con bolsas de pintura, otros pateados y 3 o cuatro molidos con elementos contundentes parece no hacerles mella. Dar y recibir golpes forma parte de la subcultura que integran y el hecho de haberse atrevido a salir a la calle y ser agredidos es una prueba de valor que los enorgullece especialmente a las chicas pues al parecer llevaron la voz cantante en la manifestación (**).

Lo más probable es que la riña de Ahumada con Alameda motive nuevos ataques y tengamos que vérnosla con otros jóvenes ensangrentados tirados en las calles. Entonces la “sorprendida” Intendencia Metropolitana que autorizó la manifestación aduciendo que no la solicitaron neonazis sino “familiares” de Rodrigo Egaña, comprenderá la magnitud del error al haber colaborado a desatar una posible espiral de violencia juvenil y urbana.

Se podrá aducir que “estamos en democracia” y a los grupos les asiste el derecho a manifestarse en forma pública, pero aquí la sociedad chilena se enfrenta a sujetos que fomentan la intolerancia, el racismo y la violencia justificando y eventualmente cometiendo delitos tan graves como el homicidio.

En varios países democráticos organizaciones como las neonazis son consideradas asociaciones ilícitas y sus líderes castigados en los tribunales. En Chile lamentablemente no, pero lo que podría sobrevenir tras la golpiza de Ahumada con Alameda tal vez aliente una mayor discusión sobre el tema y eventualmente reimpulse algunas iniciativas parlamentarias para ilegalizarlos y así tratar de prevenir males mayores.

La bandera gay con propaganda antinazi y el grafiti de la derecha representan dos de los blancos predilectos de ataques fisicos y virtuales del neonazismo criollo: las minorías sexuales y la inmigración especialmente de peruanos y gentes de color.

Propaganda y antipropaganda nazi en algunas las calles de Santiago

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(*) lider de una organización de neonazis del sector norte de Santiago que pereció acuchillado por skinheads antifascistas en junio de 2006.

(**) Una de estas muchachas habría sido la única que se atrevió a hablar en la manifestación.