Un ministro para Piñera

FUENTE: LA NACIÓN DOMINGO

Histriónico y de carácter volátil, con una oratoria calificada de excelente” por sus pares, el senador Alberto Espina se pasea por los pasillos del Congreso en todo momento acompañado por su escolta de Carabineros y dando cuenta a viva voz de su siempre recargada agenda de trabajo. Cada cierto tiempo telefonea al candidato presidencial de la tienda, Sebastián Piñera, a quien mantiene al tanto –más de lo que él quisiera, según integrantes del “petit comité”– de cada tema que le pueda ser de interés, desde el debate por el Transantiago a las cifras de delincuencia que maneja y usa al dedillo y que le han permitido, según confiesa, elevarse en los sondeos.

Convencido de que será, en un eventual gobierno de Sebastián Piñera, ministro del Interior –algo que en RN descartan, ya que consideran obvio que tal cargo debería ser para el gremialismo, al igual que Cancillería–, Espina se ha esforzado en demostrar que en seguridad nadie lo aventaja en la derecha, y en sus ofensivas no ha escatimado esfuerzos en exagerar el conflicto en la Araucanía –zona que representa– o en comparar los actos antisociales en Chile con la violencia en Colombia. Con las palabras como mejor artillería, Espina convenció a Piñera de sumarlo, junto al senador Andrés Allamand, al periplo que el accionista de Lan desplegó entre el 14 y 16 de julio en Bogotá y Ecuador. El viaje –en el que Espina consiguió que tres desconocidos les cedieran sus cupos para llegar a tiempo a Quito– era fundamental para el parlamentario. Enamorado desde años de la estrategia con la que el Mandatario colombiano, Álvaro Uribe, llegó al poder, en el 2005 y en plena campaña del inversionista por La Moneda, el entonces jefe político impuso la idea en el comando de que para alcanzar el poder era preciso imitar a Uribe y conquistar primero las provincias y posteriormente abocarse a la capital. El cálculo pasó por alto que en Chile el 40% del electorado radica en el Gran Santiago; sin embargo, la explicación para el fracaso aquel año fue que tal táctica no apuntaba a esos comicios, sino a los de 2009.

Hoy, nuevamente, Espina tiene un lugar privilegiado en el círculo de Piñera, haciendo de vocero, uno locuaz y convincente. Así, los otrora integrantes de la patrulla juvenil de RN han vuelto a reunirse. Espina como portavoz y Allamand desarrollando la oposición dura del desalojo que el dueño de Chilevisión –en su estratagema para conquistar el centro político– no puede ejecutar.

Espina participa, opina y, sobre todo, mantiene en alto la moral del empresario. “¡Estuviste brillante, Sebastián!”, es una frase que repite a menudo cuando evalúan en el “petit comité” de los lunes las intervenciones públicas de la figura mejor posicionada de la Alianza. Al resto de los mortales les cuenta cómo las encuestas demuestran que a todo evento Piñera llegará a ser Presidente, y aunque omite que quiere estar en el gabinete, para nadie es un misterio que desea ocupar la oficina del ministro Edmundo Pérez Yoma y transformarse en el “sheriff” del primer gobierno opositor.

La desclasificación de documentos que vinculan a las guerrillas de las FARC con la lucha mapuche es sólo un paso más en este posicionamiento. Después de todo, escalar es un deporte que Espina práctica continuamente.